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Sea cual sea el veredicto del jurado en el caso Bretón, sin el cuerpo de los niños desaparecidos y sin posibilidad de analizar el ADN de los restos encontrados, será una moneda al aire que no sentará la única verdad material sobre lo ocurrido hasta que el paso del tiempo quiera hacerlo
Hasta donde conozco, y a pesar de las “pruebas como puños” que dice la fiscal -dime de que presumes y te diré de que careces- solo hay indicios, unos mas fundados que otros, mucha comprensible sed de justicia y venganza de las victimas y mucha testifical indirecta y pericial subjetiva amparada igualmente en indicios. Y es que aunque los restos sean humanos y, mas aún de niños, no se ha podido acreditar ni se podrá nunca, que pertenecen a los hermanos Bretón.
Cuando la madre clama por la condena mas dura posible como autor de infanticidio, por ella habla la rabia, el dolor, la sed de venganza, la necesidad de cualquier duelo para remontar de encontrar un culpable y, sobre todo, su instinto de madre que le chilla que el padre asesinó a sus vástagos.
Si quieren mi opinión sobre el sentido del veredicto estoy convencido de que será de culpabilidad. El todavía presunto doble infanticidio fue demasiado monstruoso y horrendo como para que el crimen quede impune y no hay otro imputado. A ello se suma y pesa sobremanera otro pseudo delito que es el hecho de un padre perder a sus dos hijos sin poder dar una justificación ni una versión razonable y creíble acerca de como ocurrió. Por último el lenguaje corporal, gestual y la mirada y aparente frialdad del imputado José Bretón a los largo de todas las sesiones del juicio, casi le auto inculpa por si solo.
El todavía presunto doble infanticidio fue demasiado monstruoso y horrendo como para que el crimen quede impune y no hay otro imputado
En todo caso y esta es la razón de este breve artículo, ya es hora de incorporar a nuestro sistema judicial el uso del polígrafo también conocido como detector de mentiras. Se sabe que no es tajante ni definitivo pero, si se sabe utilizar, el indice de acierto y fiabilidad supera de lejos cualquiera cualquier otra técnica o pericia y siempre podría tener el valor de mero indicio a sumarse al resto de los mismos. Piensese que su solo empleo disuade muy a menudo al imputado de mentir.
Por otra parte, cuando invocamos la presunción de inocencia y decimos que el acusado puede guardar silencio, no declarar y hasta mentir no significa que deba hacerlo sino que si lo hace, si miente, no tiene sanción penal -falso testimonio- como si la tiene en el caso de los testigos. Por otra parte, y por el mismo motivo constitucional, el sometimiento al mismo sería elección del imputado porque no olvidemos que igual que el poligrado puede ser de gran ayuda a la hora de condenar al culpable, puede serlo igual para alcanzar un veredicto de absolución.
Imaginemos la batería de preguntas que se le han hecho a Bretón pero debidamente preparadas para articular un interrogatorio de polígrafo a base de intercalar la misma pregunta enunciada de manera distinta o con preguntas trampa. A buen seguro que el jurado que ha de dictar el veredicto, lo haría igualmente en base a indicios pero con una conciencia mas apoyada en la técnica.
Ya es hora de incorporar a nuestro sistema judicial el uso del polígrafo
Ascohastalanáusea