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Los éxitos de las milicias del autodenominado Estado Islámico de Irak y del Levante demuestran que la invasión de Irak (2003) que alentaron EE UU, Gran Bretaña, España y Portugal ["los cuatro de las Azores"] solo sirvió para derrocar a Sadam Huseín, destruir casi todas las infraestructuras del país, provocar la muerte de unas 800.000 personas [aproximadamente, incluidos los fallecimientos causados por la subalimentación y las enfermedades que propició la guerra] e imponer la presencia de las grandes compañías petroleras de Occidente para explotar las reservas de hidrocarburos iraquíes , que por su volumen son las terceras más elevadas del mundo. Todo indica que los insurgentes disponen de armamento moderno y suficiente, lo que revela su capacidad económica y, lo que es más inquietante para el actual Gobierno iraquí, constata la existencia de contactos supranacionales y un eficaz suministro. Texto completo?