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Acceder al cambio urbanístico del astillero de Fene permitiendo el desarrollo de actividades ajenas a la construcción naval, es otorgar validación política e institucional a su desmantelamiento
En el intervalo transcurrio entre la mitad de la década de los 60 y principios de los años cada de los 60 y principios de los 80 80, Fene, situado en la banda sur de la Ría de Ferrol se convirtió en punto de referencia industrial del país por el efecto inducido del «boom» de la construcción naval que prodigó un ostensible ascenso en la actividad de Astano, astillero de la localidad que en el transcurso de aquella época construyó los mayores petroleros del mundo botados desde sus gradas; auténticos gigantes de acero cuya fabricación llegó a dar empleo a 6000 trabajadores de la propia plantilla y 4000 de empresas subcontratistas
La transformación de aquel astillero que en los años cuarenta fabricaba pequeñas barcas de madera, en referente del sector siderúrgico, convirtió al ayuntamiento de ubicación en polo de atracción migratoria que produjo un ritmo alcista de población pasando de un crecimiento demográfico del 2, 43% anterior a este ciclo a incrementar su población en un 65% durante el período, que reportó un acumulado de 6.108 habitantes, dato sobresaliente que disparó su densidad demográfica hasta alcanzar la cifra de 516 habitantes por kilómetro cuadrado.
El acelerado proceso de industrialización motivó que el ayuntamiento tuviera que acomodar el territorio a aquella realidad, y afrontar al efecto la redacción de un Plan General de Ordenación Urbanística acorde al nuevo escenario. Un proceso llevado a término por el último alcalde del franquismo en el transcurso del primer quinquenio de la década de los setenta, que a pesar de estar fundamentado en el desarrollismo de la época y ser incompatible con los parámetros políticos de la futura democracia, en líneas generales, su contenido, en lo que a diseño de ordenación se refiere fue servible como patrón de revisión futura, que no así la consideración de sus previsiones de crecimiento, pues sobre el particular establecía que Fene tendría 75.000 habitantes al horizonte de 1990.
Un excedido sobredimensionamiento, que en menor escala volvió a repetirse en la revisión del PGOU de 1985, pues su entrada en vigor en coincidencia con el proceso de reconversión naval trastocó el contenido de sus previsiones abriendo su repercusión vía al decrecimiento demográfico, tendencia que no corrigieron tampoco las pautas urbanísticas introducidas en la revisión del 2002, manteniéndose por ello un menguante índice anual del 0, 19% que sitúa la población del municipio en los actuales 13.250 habitantes, un significativo descenso de residentes que como consecuencia de la deliberada miniaturización de las potencialidades del astillero, y el anacronismo que representa la infrautilización de las instalaciones de la factoría, viene a confirmar que de persistir idéntica dinámica la tendencia descendente de población resultará demoledora para el futuro de la localidad .
Sí generalmente el desarrollo de una actividad industrial trae consigo el impulso del proceso urbanizador y la dinamización del crecimiento, en Fene la reacción fue diametralmente opuesta, pues la mutabilidad y larga crisis en el naval por su condición de principal sector productivo, además de impedir su consolidación como industria de síntesis, generó el efecto inverso al romper toda dialéctica entre el astillero y el urbanismo genuino, un vacío que trajo consigo un fuerte impacto territorial de gravosa repercusión para el municipio y sus gentes que trastocó previsiones y contenidos
Aquel “emergente” enclave naval de los años 60 al ser más un sujeto político que tecnológico, nunca adecuó su función fabril a las previsiones establecidas en el ordenamiento municipal
Por tanto, pese a la existencia formal de planeamiento urbanístico, aquel “emergente” enclave naval de los años 60 al ser más un sujeto político que tecnológico, nunca adecuó su función fabril a las previsiones establecidas en el ordenamiento municipal, como tampoco cumplió función alguna de cohesión social ni de generador de riqueza, y mucho menos, la de creador estable de empleo; de ahí que sus repetidos fracasos como empresa hicieran malograr a la vez las revisiones urbanísticas de adecuación ; circunstancias todas ellas que convierten el actual Plan General de Urbanismo Municipal en un documento obsoleto e inservible .
Carencia que hace posible que desempeño de actual función de la factoría difiera en lo substancial de la licencia de actividad otorgada en su día, y todo, motivado en gran medida por la dejación de funciones de la institución municipal, al no tomar el control urbanístico del astillero, y suspender por inadecuada la permisiva tipificación industrial genérica de tácita aplicación, que como queda visto facilita de forma irregular destinar el recinto fabril a actividades ajenas a las propias del astillero, y ello a pesar del acuerdo contrario del Pleno Municipal de enero del 2009, que sobre el particular, tomó la decisión vinculante de no autorizar el uso o destino del suelo industrial ocupado por la planta naval a fines distintos a los estrictamente vinculados a la actividad industrial de referencia.
Determinación sobre limitación de uso que igualmente ampliaba su extensión a la suspensión de licencias en todo el ámbito del astillero para actividades divergentes con la construcción naval en lo tocante a (licencias de construcción, parcelación, segregación, actividad, etc.), al solo objeto de cercenar cualquier ocupación o implantación ajena a tal finalidad
Fene que desde su planeamiento, ha optado de forma responsable por el diseño y la creación alternativa de un nuevo enclave industrial, para así, mantener y revitalizar la actividad industrial como modelo de futuro, debe ser también quien establezca urbanísticamente la ordenación actualizada del astillero para su efectiva funcionalidad, sin plegarse en modo alguno a pretensiones de diversificación.
La Corporación tiene la palabra