Son tiempos de cambio. La pandemia provocada por la COVID-19 ha marcado un antes y un después en el modelo de negocio de pymes, autónomos y comercio local. Las restricciones y confinamientos que venimos sufriendo durante más de un año han cambiado las pautas de consumo e, incluso, ocio que teníamos hasta ahora. Hemos pasado de lo físico, a lo virtual (lo online).

Aunque esta tendencia ya se venía produciendo de forma progresiva, no cabe duda que el Coronavirus ha acelerado el proceso hasta límites insospechados.

Este nuevo paradigma ha pillado por sorpresa también a grandes pesos pesados de la distribución en España, por ejemplo, El Corte Inglés o, incluso, Mercadona. Que se han visto obligadas a desarrollar en tiempo record una reconversión de sus modelos de negocio y potenciar de forma significativa la venta online.

Pero si nos fijamos en el sector de la moda, Inditex con Zara a la cabeza, han sacado provecho máximo de su implantación en el modelo de negocio B2C desde hace años, siendo una transición no tan traumática como para otras empresas que no tenían tan interiorizado el trasvase a la venta online.

Durante el confinamiento hemos podido comprobar como las ventas de las empresas más grandes de alimentación aumentaban, mientras el pequeño comercio de barrio sufría el golpe más duro de la crisis sanitaria. Negocios cerrados o con limitación horaria y sin la posibilidad de vender por no tener activado un modelo de negocio mixto (presencial y online) junto a una estrategia de marketing online óptima.

Pequeño comercio, adaptarse al mundo online o morir

En aguas revueltas, ganancia de pescadores. Las empresas de posicionamiento web son uno de los sectores beneficiados por esta imperante necesidad de multitud de pymes y autónomos de captar ventas y clientes en Internet.

Desde la desescalada de junio de 2020 hasta el mes de septiembre de 2020 se ha incrementado hasta por diez la petición de información y desarrollo de tiendas online y mejoras de posicionamiento SEO (técnicas para aparecer en las posiciones más altas de Google). Esto pone de manifiesto la poca adecuación de la pequeña empresa española a la digitalización y a implantar de forma definitiva un modelo de negocio donde Internet adquiera la importancia que a fecha de hoy, debería tener.

Sorprende escuchar el testimonio de muchos diseñadores web que se encuentran con respuestas de gerentes de empresas de este tipo "yo, para qué quiero una web", "mis clientes no son de usar Internet", "toda la vida hemos funcionado así", etc.

Evidentemente, detrás de todo esto hay un profundo desconocimiento sobre modelos de negocio, la percepción y necesidades actuales de muchos clientes potenciales e, incluso, el sentimiento de que poner en práctica en un negocio pequeño una cosa que haya que delegar en especialistas no se acaba de aceptar.

Las pymes deben adaptarse a los cambios en sus clientes potenciales