Por Ricardo Rincón Huarota

Me he llevado reclamos, y una que otra mentada de madre, de algunos conocidos por lo ambiguo de mi posición con respecto al importante evento de este fin de semana.

Todo está dicho: o serán los rojos o los azules. Entre esos dos grupos, lo que puedo decirles es que ya tengo un favorito que al final de este texto revelaré. Pero antes, explico cómo se fue decantando mi posición.

Los rojos, liderados por un hombre de grandes dotes estratégicas, han jugado muy bien sus cartas, no sólo desde que empezó el proceso para llegar a punto este primero de julio, sino desde hace ya varios años. Desde el 2006 se han llevado importantes triunfos que los han hecho prevalecer en los primeros planos

Los azules, por su parte, han tenido algunos altibajos, puesto que iniciaron la contienda con ciertas dudas y errores. Pese a ello, se logró demostrar que su capacidad en estas lides se fue haciendo mayor y, a medida que se iba llegando al momento de las grandes definiciones, supo sacar la casta.

Los rojos, liderados por un hombre de grandes dotes estratégicas, han jugado muy bien sus cartas

Aún cuando las posiciones de expertos y analistas de todo el mundo, incluso las apuestas internacionales, marcan como favorito indiscutible a los rojos, creo que los azules se alzarán con la victoria por una sencilla razón:

En el siglo xx fueron fraguando su estilo opositor, de aguantar, de venir siempre de atrás, de pelearle de tú a tu al más pintado. En el siglo XXI, lograron conquistas indiscutibles que los llevaron al máximo sitial a que se puede aspirar.

Por todo lo anterior, puedo afirmar con seguridad que mi elección, mi voto de confianza, será por los azules.

Sí, por Italia, la escuadra azzurri, que logrará imponerse al representativo español este domingo en la final de la Eurocopa.

En el siglo xx, los azules fueron fraguando su estilo opositor, de aguantar, de venir siempre de atrás

¿O pensaban que estaba hablando de otra cosa?