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La selección de Honduras consiguió su pase para Sudáfrica, entre tanto las negociaciones del conflicto político siguen empantanadas
Es un verdadero prodigio lo que ha ocurrido el fin de semana recién pasado, la selección Nacional de Honduras consiguió en el último minuto clasificar para ir al Mundial en Sudáfrica y como por arte de magia, toda la neurosis, angustia, desencuentros y rivalidades quedaron olvidados y el país entero se entregó a un entusiasta y espontáneo carnaval.
Era muy difícil no sentirse contagiado con el ardor de la gente de todas las edades, condiciones sociales y sexos, quienes se volcaron a las calles eufóricos con la felicidad pintada en sus rostros, como pocas veces se ve.
Al primer ciudadano de la nación, Roberto Michelleti se le conoció por primera vez un rostro relajado y sonriente, estaba tan contento que concedió feriado nacional para el jueves 15 de octubre a todos los ciudadanos, y el alcalde Ricardo Álvarez, levantó la ordenanza que obliga a los bares y restaurantes a cerrar a las 2:00 a.m., para que por ésta única vez, funcionaran hasta la hora que desearan.
La embajada de los Estados Unidos de Norte América, no se quedó atrás y en la fachada principal de su sede, colocaron una gran manta que decía: “Felicidades Honduras, Sudáfrica les espera”
Las consignas: “Si se pudo”, “Hoy sí papa” “Gracias USA” y otras más, se levantaban en oleadas por todos los rincones de la ciudad, la gente comenzó a salir de sus barrios y colonias para tomarse los bulevares.
Al día siguiente, el ritual comenzó con el recibimiento de la selección, en el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa. En sus alrededores bullían de gente vestida con la camiseta de la selección, con sus rostros pintados, ondeando la bandera azul-blanco-azul, con las cinco estrellas en el centro, con indescriptible orgullo.
En casa presidencial, el presidente y su gabinete festejaron a los héroes del día, quienes tras una ceremonia, donde fueron y vinieron agradecimientos, reconocimientos y enaltecimientos, se sirvió un almuerzo en honor a los homenajeados.
Entretanto la población se iba congregando en la Iglesia de la Virgen de Suyapa –ícono de Honduras-; la emoción llevada hasta las lágrimas, seguía reflejándose en cada uno de los rostros que las cámaras capturaban, a la espera que de un momento a otro, llegaran los futbolistas y todos pudieran dar gracias a la Virgencita y a Dios por el milagro concedido a la Nación.
Es aquí donde surge la identidad nacional y el orgullo patrio y todos se vuelven tolerantes y amables con sus demás conciudadanos,
Al final los jugadores y su directiva no pudieron llegar hasta el santuario, por problemas logísticos, esto causo alguna desilusión, sin embargo, la talla de la proeza era tal, que se resignaron a perdonarles ese pecado y ello no impidió que la acción de gracias se diera con toda devoción.
Pero en realidad, el verdadero milagro no reside tanto en que la selección nacional de fútbol haya clasificado para un mundial, (desde luego sin demeritar lo logrado por ellos); lo esencial es averiguar, cómo un pueblo que horas antes había estado completamente polarizado, siguiendo por los medios el desenvolvimiento de las pláticas para solucionar el conflicto político que aqueja al país, como por arte de magia logró hacer desaperecer todo rastro de intolerancia ideológica –al menos por unos cuantos días-.
Las concentraciones de gente en la ciudad, eran tan impresionantes, que ya quisiera cualquier político tener ese caudal electoral, y es entonces cuando nos preguntamos, ¿Cómo es que lo que unos hacen con los pies, otros no lo pueden hacer con la cabeza?
Qué es ese algo, que logra aglutinar a las personas, sin importar si son de la resistencia o de los golpistas y seguir un mismo fin: festejar que Honduras después de 28 años va a asistir al máximo evento futbolístico.
Por qué, es solamente en esos instantes que surge la identidad nacional y el orgullo patrio y todos se vuelven tolerantes y amables con sus demás conciudadanos, y estas cualidades no pueden permanecer en las contiendas políticas, o simplemente para redimir sus diferencias.
En orden de importancia y prioridades ¿Qué es más importante? Defender obstinadamente una posición política en la que siempre media un interés de cualquier índole, en las partes involucradas o pensar en el bienestar de toda una nación cediendo en ambos extremos hasta hallar un consenso y demostrar verdadero amor patrio?
De ninguna manera todos podemos ser “el gallo que más canta en el gallinero”, es por esta razón que esta reflexión nos invita a tratar de descubrir cuál es ese elemento que nos une en torno a la Selección Nacional y nos desune en lo político y social, yendo naturalmente, mucho más lejos de las causas visibles de dicho conflicto.
La gente de todas las edades, condiciones sociales y sexos, se volcaron a las calles eufóricos con la felicidad pintada en sus rostros, como pocas veces se ve
Será acaso que ver a un país unido en torno a su desarrollo económico, con justicia y equidad social, empeñados todos en trabajar y sacar lo mejor de nosotros mismos, es realmente una ingenua utopía?