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Petro, no prefigura a Maduro como un líder local, sino internacional

03/01/2022 16:59 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Petro, utiliza la figura de Maduro como ejemplo de estratega y líder latino

El Reportero del Pueblo

 

Colombia, tiene que ir más allá de una implementación autoritaria de dominación para lograr que el destino urbano del ciudadano, le permita aminorar los conflictos parroquiales y municipales y, que la burguesía no atrinchere las formalidades políticas democrático- burguesa. Lo que se debe implementar es la formación de una conciencia colectiva y que el discurso político sea una propuesta para el ordenamiento del enfoque político- social del Estado. Ya la propaganda electoral debe quedar atrás y los dos candidatos a presidir Colombia deben asegurar una participación no segmentada del pueblo, ya que dicha representación debe ser total.

Hay que destrozar paradigmas. En el mundo actual las ciudades, y más aún las metropolitanas, son el motor de cambio nacional; es desde la ciudad desde donde se debe plantear el desarrollo y no desde un gobierno central. Ello implica entender que un programa de gobierno no consiste en preparar proyectos para llevar al gobierno central para que nos los hagan, sino entender que la ciudad debe estructurar sus proyectos y “venderlos” en la búsqueda de inversión privada, escasa y difícil de atraer, pero con más posibilidades de lograr algo como no sean las incontables promesas fallidas de gobierno tras gobierno nacional.

Un adagio dice “cuando el alumno esté listo, aparecerá el maestro”. No a la revocatoria, sí a la convocatoria.

La convocatoria para el pueblo colombiano hacia el voto presidencial nunca debe ser estático, y la planificación urbana municipal debe ser cumplida desde el eje central. Las administraciones locales le deben cumplir a la ciudadanía, no a la burocracia nacional. Es una convocatoria nacional del voto, más allá de los perfiles de Petro y Hernández, son precisiones que reflejan importancia en los dos partidos fundamentales de los hermanos colombianos.

Se necesita definir un programa de gobierno nacional capaz de sacar a Colombia del marasmo económico ralentizado y, debe tener una creación colectiva de capacidades y liderazgo con el costo personal que ello implica.

La palabra desarrollo hace mucho salió del léxico local. Por eso el tema va más allá: ¿el cambio es de personas o es de visión de ciudad? Desde ya lo que se propone es un debate abierto liderado por líderes gremiales, la academia y organizaciones de la sociedad civil (no las organizaciones sociales de corte socialistoide). No jugarles más a candidatos con “programas” de gobierno tipo lista de mercado. Como decía Álvaro Gómez, pongámonos de acuerdo en lo fundamental: estado semicolectivista o iniciativa privada, entrega al centralismo o búsqueda de descentralización”.

El próximo 29 de mayo de 2022 los colombianos saldrán a las urnas a votar por la fórmula que dirigirá al país en el cuatrienio 2022 – 2026, así las cosas, tenemos dentro de los más opcionados a los siguientes líderes políticos a la presidencia, Alex Char, Gustavo Petro, Rodolfo Hernández y Federico Gutiérrez.

 

Faltando 5 meses para las elecciones, el panorama político tiene tres escapados del pelotón según las últimas encuestas se puede concluir que Petro tiene la delantera, pero muy cerca está Rodolfo Hernández, sin trabajo político a nivel nacional que crece día a día en popularidad y es el más buscado por los colombianos en Google.

 

En un tercer lugar tenemos a la coalición de los indecisos que prefieren votar en blanco o no saben aún por quién votar, personas que, si salen a votar, muy seguramente el Estado Colombiano se ahorraría muchos millones de pesos en una segunda vuelta innecesaria y costosa para el gobierno nacional, que requiere de más y más recursos para la inversión social en un país afectado fuertemente por la crisis económica consecuencia de la pandemia.

Así las cosas, el panorama político está muy interesante.

Rodolfo Hernández, representa para los colombianos la opción diferente, el político que no es político tradicional, el que no prepara sus discursos con palabras bonitas, sino que dice verdades con un lenguaje claro, coloquial, sencillo y basado en la realidad.

 

Esto es sin lugar a dudas lo que marca la diferencia a Rodolfo de los otros candidatos, su campaña se está virilizando en redes que es la tarima moderna de hacer política, ejemplo de ello es el video de Rodolfo vestido de Papa Noel realizado por el columnista Daniel Samper que se ha compartido en su cuenta personal más de 12.101 veces, ha tenido 4.027 comentarios y 42.139 me gusta o corazones.

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Dicen fuentes cercanas a la campaña de Rodolfo, que la frase tradicional que aparece vía al aeropuerto se debe adaptar a la coyuntura política actual de la siguiente manera “Santandereano vota Santandereano”, estamos a meses de que Santander tenga opción de poder nacional, sin lugar a dudas esto sería de gran ayuda para promover el desarrollo del Departamento, pues la historia de Colombia comprueba que los presidentes siempre son regionalistas con su inversión, a ver si de una vez damos por terminada la vía a Málaga, pavimentamos todos los kilómetros de vías terciarias, promovemos la inversión pública y social, claro está sin descuidar las demás regiones del país que también requieren de una mayor inversión.

 

Colombia es un país maravilloso que tiene muchas bondades para crecer y hacer para sus ciudadanos un lugar mejor para vivir, donde los recursos públicos se inviertan con eficiencia y honestidad, si esto ofrece Rodolfo y Colombia lo avala, que se haga la voluntad del pueblo soberano.

Estas elecciones exigen generosidad, entrega, trabajo sin descanso, un empresariado consciente y actuante. Pero, sobre todo, dejar los egos, las vanidades, las legítimas aspiraciones personales y partidistas a un lado, y construir una unidad de quienes defendemos la democracia, las libertades y la economía de mercado como el mejor mecanismo para crear riqueza, generar empleo y reducir la pobreza.

La ciudadanía haría bien en tomar nota de cuáles son las propuestas de política exterior de cada una de las personas que se han postulado para la Presidencia. Un candidato que no diga nada acerca de los derechos humanos en política exterior seguramente no querrá que nadie tampoco diga nada en el exterior acerca de los derechos humanos en Colombia. Esto es un problema mayúsculo.

Con un elevado número de conflictos y de tensiones sociales a lo largo y ancho del territorio, sea cual sea la persona elegida, ella tendrá que lidiar con numerosas situaciones de perturbación del orden público. Este Gobierno, responsable de la ola de represión más cruenta de las últimas décadas, se ha caracterizado, como muchos de sus predecesores, por proyectar una imagen falsa de la realidad colombiana y por evitar y entorpecer todo tipo de monitoreo sobre la grave situación de derechos humanos que tenemos. Al revisar la historia diplomática colombiana, hay capítulos que lo llenan a uno de vergüenza. Uno de ellos es la actitud asumida frente al gobierno nazi en la década de los 30 del siglo pasado, así como el haberles dado la espalda a los judíos que huían de su persecución. Se tuvo un gobierno antisemita y apocado ante Hitler, que solo en teoría defendía los derechos de las personas. En la práctica, estaba interesado en mantener los acuerdos comerciales con el régimen nazi.

La afirmación según la cual Colombia ha implementado un modelo neoliberal, habiendo sucedido lo mismo que en Chile, y que en consecuencia debemos esperar la elección de un gobierno similar, puede servir como argumento a pocos meses de la elección, pero no pasa de ser una tautología que, en política, en las sociedades y en el mundo real, no funciona ni tiene antecedentes.El neoliberalismo, un modelo que pusieron de moda el consenso de Washington y el economista Milton Friedman, caracterizado por la preeminencia del mercado, absolutamente en la asignación de recursos de la sociedad, fue aplicado sin reparos en el Chile de Pinochet. En Colombia, a diferencia de Chile, salvo el proceso de apertura económica, una consecuencia de la ampliación del sistema económico, pero también del progreso tecnológico, es que no se debe hablar de gobiernos sino de políticas de libre mercado, siempre bajo la orientación y la preeminencia del Estado como establece la constitución actual y como lo hizo la de 1886. El termino se utiliza peyorativa y políticamente como estereotipo del “establecimiento”, que lo utilizaría para mantenerse en el poder.

Por su parte la apertura económica, que fue una manera de ajustar la legislación y normas del país a la globalización, no ha sido nunca una decisión optativa, a menos que como Maduro, o los progresistas emperadores de la dinastía Kim, decidiéramos vivir en autarquía y jugar a los Robinson Crusoe, para que la gente muriera -literalmente- de hambre, se fuera del país, como ocurre en Venezuela o se quedara bajo amenaza de muerte, como sucede en Corea del Norte. Ningún país o gobierno estaba, ni está, en condiciones de decretar o prohibir la globalización, la mundialización de la estructura productiva y de comercio, la internacionalización del capital ni la integración de los mercados. Para cualquier gobierno es imposible detener la extensión de la división del trabajo -la globalización- como en su momento lo fue intentar frenar la revolución industrial. El concepto de mercado abierto hace referencia a la manera como el mercado se ajusta de manera autónoma, mediante oferta y demanda, y cómo una mano invisible orienta los recursos de la sociedad. Pero ni siquiera Adam Smith o David Ricardo, los precursores de la economía moderna y el liberalismo clásico, consideraron que el mercado por sí mismo solucionaría los problemas de la sociedad. Siendo la ganancia individual el catalizador, alguien debe ocuparse de los bienes públicos, los que por sí mismos no generan utilidades. Precisamente Ricardo destacó dos excepciones que siguen aplicando: la protección de la industria incipiente y la seguridad y defensa de las naciones. Cualquiera de esos dos supuestos en los estados liberales explicaría la conducta de los diferentes gobiernos de Colombia desde el siglo XX, a diferencia del Chile de Pinochet.

Chile iba aceleradamente a alcanzar un nivel alto de desarrollo. Es el país de Latinoamérica con el segundo menor índice de pobreza (10, 9%) después de Uruguay, el de menos desigualdad, con un coeficiente Gini de 0, 47 (Colombia 0, 526), el de mayor ingreso per cápita, USD$13.231, 7 (Colombia USD$5, 332, 8), y el de mejor índice de desarrollo humano 0, 851 (Colombia 0, 767). Era la envidia de las demás naciones del Continente. A pesar de todos esos avances, Chile sufrió hace unos meses una oleada de desbordada violencia, destrucción de infraestructura urbana y del metro de Santiago, incendios y saqueos de bancos, comercios e iglesias, y bloqueos permanentes de calles y avenidas. Al final, el Gobierno aceptó que se convocara a una asamblea constituyente que terminó con mayorías de izquierda. En las elecciones recientes, ganó la Presidencia un muchachito de 35 años, radical de izquierda, sin ninguna experiencia y muy poca preparación académica.

No leyeron nunca a Antonio Gramsci. “La única forma que tenemos de hacernos con el poder, como comunistas, no es como hizo Marx. Nosotros debemos infiltrarnos en la sociedad, infiltrarnos dentro de la iglesia, infiltrarnos en la comunidad educativa lentamente, e ir transformando y ridiculizando las tradiciones que se han sostenido históricamente, con el fin de ir destruyéndolas y formando la sociedad que nosotros queremos”, dijo.  “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político, y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados ‘orgánicos’ infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Fue la acción penetrante, sistemática, incesante, del relato marxista en las escuelas y universidades, el que consiguió que, muchos chilenos estén hoy convencidos de que el sistema económico capitalista, el libre mercado, el que consiguió los logros innegables arriba señalados, es un fracaso y había que cambiarlo y que para ello la revolución era un deber. Un discurso tan potente que ni siquiera se detuvo frente a los hechos, las cifras, los datos de un Chile que, sin discusión, progresaba y dejaba atrás la pobreza, y que, en cambio, se abraza a Cuba y Venezuela, que fracasan rotundamente. Es, otra vez, la realidad avasallada por el relato, como en la negación del holocausto estalinista y maoísta, como en la sublimación del Che Guevara, como en la deificación, de los Castro o de Chávez.

Chile es una advertencia, una alarma.

-* Escrito por Emiro Vera Suárez, Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajo en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

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Emiro Vera Suárez (2325 noticias)
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