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Cuando hablamos de vehículos eléctricos no podemos evitar caer en el pensamiento de de tecnología punta de corta existencia, dudosa fiabilidad y pobre desarrollo, pero... ¿Realmente es así?
Habría que datarse de los años 1830 para encontrar el primer vehículo eléctrico puro de la historia, lo que hace de ésta tecnología anterior a los motores de combustión interna usados hoy en día, de hecho habría que esperar veinte años hasta que apareciera el primer motor de cuatro cilindros en línea.
Los vehículos eléctricos avanzaban a paso de gigante, tal fue su desarrollo que desbancó a todo vehículo de gasolina, hasta tal punto que en 1999 batieron el récord de velocidad superando los 100km/h por primera vez en la historia. todo parecía estar a favor de ésta tecnología, pero con la mejora en la extracción del petroleo abaratando el barril del crudo y la dificultad para mejorar la autonomía de las baterías el coche con motor de combustión terminó por imponerse en el mercado y condenó al coche eléctrico al olvido.
Pero el destino es caprichoso y cien años después los vehículos eléctricos vuelven pisando fuerte y ésta vez es para quedarse. Pese a todos los esfuerzos por parte de la industria del petroleo para acabar con la competencia ecológica ésta tecnología está en pleno auge y... ¿Quién dice que no son bonitos y fiables estos automóviles?
En 1999 batieron el record de velocidad superando los 100km/h por primera vez en la historia
Con el desarrollo de las nuevas baterías se están consiguiendo autonomías de más de 600 km, las cuales son capaces de recargarse de forma rápida en tan solo diez minutos, en cuanto a potencia han desarrollado vehículos como el que aparece en la foto, el NextEV Nio EP9, con 1360CV capaz de acelerar de 0-100km/h en menos de tres segundos, pero no solo los deportivos, al carecer de rendimientos térmicos, los motores eléctricos son capaces de darte su 100% de potencia al instante lo que hace de su conducción algo increible, a todo esto hay que sumarle el coste ínfimo de circulación y mantenimiento, el desprovisto de impuestos por contaminación y las ventajas en ciudad como el no pagar la dichosa zona azul de aparcamiento.
En mi opinión, y por poner algún inconveniente, lo único en lo que fallan, y es una grandisima pérdida, es en la carencia de ese sonido agresivo característico de los escapes deportivos que tanto gusta a los afanados de este mundo, pero es un sacrificio necesario y con el tiempo el planeta nos lo agradecerá.